Me Gustaría escribir un poco del amor:

El amor Me lo imagino como una bomba del tamaño de un puño que nos lleva el pábulo a toda célula hambrienta, existente, circulando a su antojo, llenándonos de vida, o quizá sea la mosca roja que se imprime en un papel anteponiéndole él “Yo” cuya afirmación hace muchas veces que el color de los cachetes cambie repentinamente de tono sin dejarnos siquiera el beneficio deliberado de la decisión; que el cerebro nos transporta a su antojo de manera vertiginosa a la imagen del remitente, provocando un leve mareo de olor a violetas aumentándonos la sicodélica, los colores que entran a nuestro cuerpo más nítidos y claros, alcanzamos a ver lo transparente y como fantasmas libres de maza podemos cruzar el infinito, las nubes blancas convertidas en figuras deambulan errantes sobre nuestras cabezas, resguardándonos de pensamientos intrusos que ignorados se desechan, pues en nuestro cerebro tenemos una ocupación de hotel de cinco estrellas en temporada alta.